Evaluación de necesidades: Comprender en detalle las necesidades específicas del cliente es fundamental. Esto implica considerar el tamaño y la distribución del espacio a cubrir, el número de dispositivos conectados, el tipo de tráfico de red esperado (voz, vídeo, datos) y otros factores clave.

Diseño de la red: Desarrollar un plan detallado de diseño de red que incluya la ubicación y configuración de los AP, así como la elección de los estándares de WiFi adecuados (por ejemplo, 802.11ac, 802.11ax) y de los canales de frecuencia para minimizar la interferencia.

Optimización del rendimiento: Realizar pruebas de rendimiento y ajustes finos para garantizar un rendimiento óptimo de la red WiFi. Esto puede incluir la optimización de la cobertura, el balanceo de carga entre AP y la gestión del ancho de banda.

Capacitación y soporte: Proporcionar capacitación al personal del cliente sobre el mantenimiento básico de la red y ofrecer soporte continuo para abordar cualquier problema que pueda surgir.

Equipamiento: Selección del mejor equipamiento que se adapte a las necesidades del cliente.